lunes, 5 de julio de 2010

Sudáfrica 2010/Resultados Holanda 2-Brasil 1


Cuando al equipo suramericano le tocó atacar no pudo. Dunga renunció tras caer 2-1 en los cuartos de final en Puerto Elizabeth y no imponer su estilo.
Fue un partido que pasará a la historia porque dos de los equipos con mayor riqueza técnica futbolística se metieron en un enfrentamiento entre Terminator y Alien, en el que más los pocos chispazos de talento casi ni se notaron entre el festival de patadas, golpes con y sin balón, agarrones de cara, empujones, zancadillas, manotazos... Dos equipos que por historia deberían resolver la superioridad con fútbol, lo hicieron a la ley del más fuerte, del más duro, del más matón. Y entre guapos y pandilleros, en este duelo entre 'Pedro Navajas' y 'Juanito Alimaña', ganó Holanda, cuando parecía que Brasil lo haría.
El primer tiempo fue de Brasil, que abrió la cuenta temprano, a los 10 minutos, con una viveza de Felipe Melo, que metió un pase de 35 metros a ras de pasto entre los centrales, para que Robinho, sin dudar, sobre la marcha y de primera, anotara.
Así las cosas, Brasil puso el juego a su medida: a la fuerza respondía con fuerza y agregaba chispazos de toque y llegadas de gol que fallaron Juan, Kaká, Maicon y Robinho. Se hizo fuerte con el balón y sin el balón mientras que los holandeses ni se arrimaban al arco de Julio César y Heitinga, De Jong y Ooijer repartían guayo de lo lindo. Hasta el descanso, fue mucho Brasil sin ser nada del otro mundo, para tan poca Holanda.
Sin embargo, el segundo tiempo fue distinto: un accidente, una fatalidad le dio la vuelta emocional al juego: a los 8 minutos, Felipe Melo le quitó de las manos el balón al portero Julio César cuando saltó a cabecear un centro envenenado de Sneijder, con tan mala fortuna que lo mandó adentro de su arco. El autogol fue el 1-1 del que no se pudo levantar Brasil. El equipo perdió toda la seguridad, el balón, al que perseguía como si fuera una gallina en un corral, y cayó en la trampa del juego de provocaciones, roces y patadas de los holandeses, que les ganaron de bravos. El 2-1 holandés llegó en la jugada más vieja del fútbol: tiro de esquina, peinada en el primer palo (Kuyt) y cabezazo sin saltar del chiquito Sneijder en la cara de estatua de Felipe Melo.
Con el marcador patas arriba, a los 18 minutos, a este Brasil de marca, de trabajo, de fuerza, de Dunga, le tocaba atacar, demostrar si como dormía roncaba, pero para completar, Felipe Melo pisó a Robben y fue expulsado de manera correcta, a los 28.
Con uno menos, con la cabeza caliente y con el corazón presionado, Brasil no pudo empatar para forzar la prórroga y se fue del Mundial con el rabo entre las piernas, con una eliminación inesperada por como se había dado el primer tiempo, porque cuando tuvo que atacar no supo como hacerlo, porque Felipe Melo hizo un autogol, dejó de marcar a Sneijder en la jugada clave y luego se hizo echar por matón. Ese es el retrato de este Brasil de Dunga que quiso ser Terminador, que fue Pedro Navajas, que fue el más guapo del barrio y que cuando tuvo que atacar no pudo y por eso fue eliminada del Mundial.






Agencias La Prensa

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